A continuación vamos a interpretar uno de los mejores poemas de Rubén Darío, como lo es, Canción de Otoño en Primavera, para ello hemos enumerado las estrofas del poema, y así lograremos un mejor entendimiento del texto:
1
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer...
Primera estrofa: Planteo una interrogante ¿Quien esta más autorizado a hablar de la juventud? ¿Acaso no es un alguien que ya haya vivido esa experiencia? Claro, es cierto, sólo alguien mayor puede hablar de la juventud. Por lo tanto en esta primera estrofa su carga significativa se reduce a la nostalgia de un ente (mayor) por el tiempo ya pasado.
2
Plural ha sido la celeste historia de mi corazón. Era una dulce niña, en este mundo de duelo y de aflicción.
Segunda estrofa: En la primer verso “Plural ha sido la celesta historia de mi corazón”, nos deja sobreentendido que las experiencias vividas, en temática sentimental han sido muchas, y así es que empieza el recuerdo con la primera, el amor de infancia, la niña.
3
Miraba como el alba pura; sonreía como una flor. Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor.
Tercera estrofa: Aquí inicia la descripción, de la figura infantil anterior, con un matiz angélico mezclado a imágenes téticras para darle un sentido de contradicción.
4
Yo era tímido como un niño. Ella, naturalmente, fue, para mi amor hecho de armiño, Herodías y Salomé...
Cuarta estrofa: nos muestra en estas líneas su inexperiencia y a la vez el momento de iniciación, ya no solo del amor puro, sino del amor carnal, la pasión natural.
5
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer...
Quinta estrofa: Nuevamente se repite la nostalgia, que al ser repetitiva se torna en un poco más triste y sentimental.
6
Y más consoladora y más halagadora y expresiva, la otra fue más sensitiva cual no pensé encontrar jamás.
Sexta estrofa: Aquí se halla algo curioso. “la otra fue…” Esta es la presencia o el rastro distintivo de que el narrador nos esta enumerando también los amores que tuvo, y describiendo a la vez las cualidades mas saltantes, como en este caso; consoladora, halagadora, expresiva, sensitiva…
7
Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía...
Sétima estrofa: La ternura y la pasión, de dicha figura femenina, esta enmarcada netamente en el ámbito sexual, pero es suave (peplo de gasa pura) y es también pasional (una bacante se envolvía) encontramos entonces nuevamente una deliciosa dualidad.
8
En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé... Y le mató, triste y pequeño, falto de luz, falto de fe...
Octava estrofa: nuevamente la anterior figura femenina, pero ahora sus acciones se tornan viles, pues aparece la figura del engaño (tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé... Y le mató, triste y pequeño, falto de luz, falto de fe...)
9
Juventud, divino tesoro, ¡te fuiste para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer...
Novena estrofa: como en la estrofas 1 y 5 nuevamente el tono nostálgico vuelve a aparecer, nos queda claro entonces que con la constante repetición de la misma estas líneas transmiten una suplica, un deseo de que se vuelva a repetir.
10
Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión; y que me roería, loca, con sus dientes el corazón.
Décima estrofa: nuevamente notamos la presencia de la frase “Otra juzgo”, por lo que el texto entonces queda claro, vendría a ser una enumeración de amores, y en este particular, la intensidad de la descripción nos muestra una significativa diferencia con las anteriores, esta es un poco mas importante.
11
Poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, mientras eran abrazo y beso síntesis de la eternidad;
Poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, mientras eran abrazo y beso síntesis de la eternidad;
Onceava estrofa: siguiendo con la descripción anterior, se ratifica en estos versos la importancia de dicha figura femenina, una importancia que esta relativamente por encima de las demás.
12
y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén, sin pensar que la Primavera y la carne acaban también...
Doceava estrofa: Esta claro que el texto plantea el problema del tiempo en la vida de los seres, y en esta estrofa esta claro, pues la metáfora utilizada de primavera y carne como representación de lozanía es un caso ya típico en la poesía rubendariana y también del uso en el habla popular.
13
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer.
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer.
Treceava estrofa: Nuevamente lo reiterativo, quedando claro entonces que lo que empezó como añoranza se vuelve un ruego, una suplica pero a la vez una resignación.
14
¡Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras siempre son, si no pretextos de mis rimas fantasmas de mi corazón.
¡Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras siempre son, si no pretextos de mis rimas fantasmas de mi corazón.
Catorceava estrofa: existe en esta estrofa algo curioso, pues antes hablamos de que en las estrofas 10 y 11 la intensidad o la importancia del ser descrito, por la forma, se entendía que era mayor, siendo este caso todo lo contrario.
15
En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. ¡Ya no hay princesa que cantar!
En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. ¡Ya no hay princesa que cantar!
Quinceava estrofa: interesante estrofa, pues nota la presencia de una figura femenina, que el tanto buscaba pero al parecer no se dio cuenta que la tenia mas cerca de lo que creia, y la posterior resignacion al saber lo antes dicho.
16
Más a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín...
Más a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín...
Dieciseisava estrofa: “mi sed de amor no tiene fin”, aquí esta claro el contenido; el ente mayor, se enfrenta a su pasión, (los rosales del jardin = mujeres), y lo hace con la experiencia de sus años.
17
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... ¡Mas es mía el Alba de oro!
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... ¡Mas es mía el Alba de oro!
Última estrofa: en las estrofas 1, 5, 9, 13, 17 es reiterativa la tematica de la misma, y si nos damos cuenta, hay una escala entre todas ellas (sucesión de 4) lo que la convierte en una constante, en una suplica, en un ruego, en un deseo por algo que fue mejor.
Como epílogo podría decirse entonces que el texto es una enumeración de las experiencias amorosas de un ente que en la plenitud de su existencia empieza a citar dichos amores, como deseo de algo que paso y que como a todos, le gustaría que se vuelva a repetir.
Como epílogo podría decirse entonces que el texto es una enumeración de las experiencias amorosas de un ente que en la plenitud de su existencia empieza a citar dichos amores, como deseo de algo que paso y que como a todos, le gustaría que se vuelva a repetir.
2 comentarios:
oohhhhh!!!esta xevere tu página lo máximo mi amorcito te quiero mucho
Me ha sido muy útil! Grácias
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