“La señorita de*** era por los años de 1601 un fresco y codiciable pimpollo de diez y seis primaveras, tal como lo sueña un libertino para curarse de la dispepsia”
Es sabido que nuestra sociedad tiene diferentes matices, la pluriculturalidad de la cual se habla actualmente. Se sabe también que es en su historia en donde se encuentra muchas veces la explicación a este fenómeno; pero lo importante además es poder recalcar como estas diferencias pueden ser interpretadas por los artistas o los letrados de una época determinada, puesto que son ellos gracias a su sensibilidad los indicados a realizar esta ardua tarea; como lo es el caso que hoy nos trae a este estudio, el del insigne escritor romántico, Don Ricardo Palma Soriano, y más específicamente en una de sus tradiciones, la cual lleva el titulo de MUJER Y TIGRE.
Antes de entrar de lleno al tema de nuestro análisis, debemos decir en líneas generales que aquí podemos ver claramente la intertextualidad referente al tema de la venganza femenina, por causa de la traición masculina, sírvase de claro ejemplo para la misma, la obra helena La Orestiada. Si bien es cierto ambas pertenecen a géneros disímiles, pero la temática es casi similar, y muy específicamente lo es la primera parte de esta trilogía que lleva el título de Agamenón. Pero ahora para contextualizar un poco más, debemos partir definiendo lo que es una Tradición, y para ello quien mejor que el propio autor para que nos ilustre al respecto ya que en el prólogo a las Tradiciones del Cuzco, de Clorinda Matto de Turner, dice don Ricardo:
“En el fondo, la tradición no es sino una de las formas que puede revertir la Historia, pero sin escollos de ésta. Cumple a la historia narrar los sucesos secamente, sin recurrir a las galas de la fantasía, y apreciarlos desde el punto de vista filosófico social con la imparcialidad de juicios y elevación de propósitos que tanto realza a los historiadores modernos Macaulay, Thierry, y Modesto de Lafuente. La Historia que desfigura, que omite o que aprecia sólo los hechos que convienen o como convienen; la Historia que se ajusta al espíritu de la escuela o de bandería, no merece el nombre de tal. Menos estrechos y peligrosos son los límites de la Tradición. A ella con una pequeña base de verdad, le es lícito edificar un castillo. El tradicionista tiene que ser poeta y soñador. El historiador es el hombre del raciocinio y de las prosaicas realidades.
En nuestras convicciones sobre americanismo en literatura entra la de que precisamente es la tradición el género que mejor lo representa. América es el teatro de los sucesos; costumbres y tipos americanos son los exhibidos; y el que escribía tradiciones no sólo está obligado a darles colorido local, sino que hasta que en el lenguaje debe sacrificar, siempre que oportuno lo considere, la pureza clásica del castellano idioma, para poner en boca de sus personajes frases de riguroso provincialismo, y que ya perderá tiempo y trabajo el que se eche a buscarlas en los diccionarios. Cuando se pinta, no debe huirse de la naturalidad por mucho que a veces sea ella ramplona y de mal gusto. Estilo ligero, frase redondeada, sobriedad en las descripciones rapidez en el relato, presentación de personajes y caracteres en un rasgo de pluma, diálogo sencillo, a la par que animado novela en miniatura, novela homeopática, por decirlo así, eso es lo que, en mi concepto, debe ser tradición”.
Podríamos decir entonces que la tradición en si misma guarda la intención de reflejar con naturalidad sobre las páginas el alma del pueblo, como lo dice el autor. Recordemos además que esta especie narrativa surge en el Perú o al menos Don Ricardo Palma la emplea cuando la sociedad letrada, por así decirlo, estaba embebida de los ideales románticos; la misma que veía cada día al salir a la calle, como su nación agonizaba y se caía en pedazos durante y después de la Guerra del Pacifico; era entonces labor de todo romántico tratar de ayudar a la reconstrucción de su pueblo, y para ello, debido a que este pueblo, al que él pertenecía tenia una herida mortal, hizo que el mismo dirigiese su vista al pasado glorioso que le antecedía, en el cual ellos podían y debían encontrar la inspiración para empezar a recuperarse; es por ello que se dice que el alma de una nación para los románticos esta en la historia. Al respecto, refiriéndose al particular, podemos leer lo siguiente:
La historia, para el romántico, es una mirada hacia atrás que permite enlazar sus ideales con el fluir histórico, pero es también fuente de fantasías. Por eso a través de las imágenes las artes figurativas del romanticismo nos cuentan cosas excepcionales que excitan nuestra imaginación y nos transportan mentalmente hacia otros tiempos y lugares.
Ahora, esta mezcla de Literatura e Historia que ha llegado a nuestro días, nos sirve para poder entender de una manera un tanto acertada, la idiosincrasia del habitante de un pueblo en un momento dado de su historia, y como Don Ricardo Palma, trato un sin fin de temas, el que hoy abordaremos es el de la Mujer: objeto y sujeto, atacada y atacante, instinto y racionalidad; vista claramente desde una perspectiva machista. Y parafraseando al autor: Basta de introito, ¡Al avío y picar puntos!
Hemos creído conveniente para un mejor entendimiento y análisis dividir o segmentar el texto; así encontramos que en él hay ocho segmentos; a cada uno de ellos se ha creído conveniente darle un titulo, según el contenido inherente o referencial del que es objeto. Por los cuales estos serian los siguientes: Introducción anecdótica, Adolescencia de Sebastiana, Educación femenina, El ámbito de Sebastiana, El romance, La decadencia del amor, La Venganza y El epilogo histórico.
En todos estos segmentos el personaje femenino de Sebastiana, que es sobre el cual gira la historia, va a ser concebido de diversos modos, pero en ella se va a ver reflejada la concepción cultural y social que se tenia de la mujer en la Lima del S. XVII, lugar y época en los cuales esta ambientada la historia. Y para poder ver claramente esta concepción vayamos uno a uno analizando los segmentos.
I. Introducción anecdótica: este segmento se inicia con la autosatisfacción por parte del narrador al evocar el pasado, los recuerdos:
“Siempre es grato elevar nuestro pensamiento a los días de la infancia,...”
Pero estos mismos recuerdos traen a la mente del narrador un refrán, que él escucha de niño, ser proferido hacia una niña por sus malos o equívocos actos conductuales:
-Esta niña es el mismo pie de Judas. Es más mala que la señora de***.
Partiré con la premisa que el machismo es una forma de discriminación y que como tal es una injusticia. Vease aquí que la figura de la niña-mujer esta siendo reprimida y comparada a tal extremo, con un símbolo de la religiosidad católica como lo es el de Judas (Traidor), por lo tanto niña-mujer-maldad-traición se asocian. Y además de ello: Es más mala que la señora de***, nos deja claro que esta concepción se relaciona también con lo popular, al nombrar un sujeto mas especifico y no tan universal como el de Judas. Pero esta misma señora de *** de la que se habla no es más sino que Sebastiana, y es así que se inicia la narración de su historia.
II. Adolescencia de Sebastiana: este segundo segmento, una vez ya que el autor nos introdujo, con el artificio del parrafillo histórico en la misma, empieza a narrar la vida de la adolescente Sebastiana y la describe de la siguiente forma:
“La señorita de*** era por los años de 1601 un fresco y codiciable pimpollo de diez y seis primaveras, tal como lo sueña un libertino para curarse de la dispepsia...”
En esta descripción podemos ver claramente a la mujer-objeto sexual, centro de atención de los hombres, por ser la que despierta por sus cualidades físicas (belleza) la admiración, la cual lleva a los hombres a querer poseerla, pero en este deseo de posesión, se encuentra además el de dominación, del macho sobre la hembra. Líneas más abajo:
Por aquel siglo la cuestión casorio no se llevaba tan al vapor como en los tiempos que alcanzamos. ¡Ya se ve! Aquél era un siglo de obscurantismo y no de progreso, como el actual, en que hoy mañana toma marido la mozuela que ayer noche jugaba a las muñecas. No faltan malditos de cocer que afirman que los matrimonios del día no son para la mujer más que un cambio de juguete
Antes de analizar, siguiendo la trama también de la historia que nos narra, vemos que Sebastiana se quedo huérfana y bajo la tutela de un amigo de la familia. Y siguiendo con nuestro análisis era esta la concepción que se tenia del matrimonio en la época, por lo cual las acciones de las mujeres como la de los hombres eran a veces puras posturas que ocultaban el verdadero espíritu libre que se veía, no olvidemos que la cucufateria limeña en ese tiempo imperaba y que mucho se dejaban guiar las personas por el que dirán de los demás. Entonces aquí la mujer-objeto aun sigue cumpliendo su rol de dominada, ahora ya no de un sujeto sino de un conjunto, de un todo, como lo es la sociedad, a la misma que a veces por instinto se le va a rebelar, siendo así la mujer ahora presa de su animalidad.
III. Educación femenina: en este tercer segmento citare el siguiente fragmento del texto:
“La educación de la mujer de calidad, por entonces, se reducía a leer lo bastante para imponerse de la vida del santo del día, escribir no muy de corrido lo suficiente para hacer el apunte del lavado, y tocar el arpa, con más o menos primor, lo preciso para lucir su habilidad en una misa de aguinaldo. Esto, un mucho de repetir de coro trisagios y novenas, un poco de condimentar dulces y ensaladas”
Para un mejor entendimiento aquí vamos a ir por partes: en primer lugar, al decir mujer de calidad, esta claro que se refiere a la mujer de la aristocracia, esto quiere decir con cierto estatus o dominación sobre los demás, pero a su vez y en algo paradójico este sujeto dominante es dominado, y esto va a producir que se reduzca su nivel educativo a cuatro ámbitos muy marcados, como lo es el de la lectura, la escritura, las artes y la cocina; sin poder aspirar a algún cargo público o puesto dentro de las instituciones del estado. Se ve entonces que la mujer-objeto se sigue minimizando y cosificando; ya no sólo como anteriormente, que era la fuente que despierta los más bajos deseos, como carne sin alma ni sentimientos; sino también como seres que deben estar limitados a ámbitos sumamente básicos, es decir a no salir de las fronteras del hogar.
IV. El ámbito de Sebastiana: siguiendo, ahora veamos el ambiente en el cual se desenvuelve Sebastiana:
"La sociedad obligada de doña Sebastiana, aparte del maestro rascador de arpa, que era un viejo capaz por lo feo de dar un espanto al mismo miedo, se reducía a un rechoncho fraile seráfico, al tutor y a su hijo, muchacho seminarista de diez y ocho años y a quien su padre soñaba convertir en todo un canónigo de merced."
Aquí vemos, que son cuatro los elementos que van a dirigir la rutina de la mujer, los cuales son: el rascador de arpa, fraile seráfico, el tutor y su hijo (del tutor). Nótese aquí que cada uno de estos elementos vendría a cumplir un rol referencial dentro de la vida de la mujer, así tenemos que el primero es el encargado de instruir a la misma en el arte, ya sea este el de la música; el segundo de acercarla más a la misma a la religión, el tercero es el que se va a encargar de velar por su bienestar económico y el cuarto es el principal, pues será un elemento que va a marcar la diferencia en toda la historia, y sin el cual la misma no tendría sentido.
Tomando el símbolo de la manzana de Adán y la serpiente de la tentación, va a aparecer en la historia, no de Sebastiana-mujer, sino de D.Carlos-hombre, este personaje femenino, y es que este D.Carlos era el futuro sacerdote, una lumbrera y gozo de su familia que va a abandonar todos sus estudios teológicos para como dice la historia: estudiar el cuerpo de la mujer. He aquí entonces otro ejemplo de cómo la mujer-maldad-pecado se enlazan y se hacen necesarias para la concepción del hombre de la época, pues esta mujer la que va a alejar al hombre del camino correcto y conducirlo hasta la perdición.
V. El romance: como habíamos dicho anteriormente este romance entre Sebastiana y D. Carlos va a surgir de modos secretos, y se podría describir la intensidad del mismo y además su posterior declive, en un párrafo:
“El hombre es fuego, la mujer estopa, y como una chispa basta para producir un incendio mayor que el cantado por Homero, viene el demonio de repente y... ¡sopla!”
Aquí otra vez la figura del hombre toma la principal posición y es él quien va a dar vida a todo tipo de relación: El hombre es fuego. Es el fuego el motor del amor, la llama viva el deseo, la pasión algo que consume el alma de los humanos, y todo ello se representa en el hombre; mientras que la mujer, otra vez tiende a ser minimizada, pues ella es la mujer estopa, la que va a recepcionar el fuego y que por medio de él recién va a tomar un poco de vida y de sentido, pues sin la presencia del hombre ella seguiría siendo nada, parte inexistente y secundaria de todo lo que sucede.
VI. La decadencia del amor: en este antepenúltimo segmento vamos a ver el inicio el desenlace de la historia, el mismo que va llegar debido a la perfidia, en este caso del hombre sobre la mujer, pues D.Carlos, después de tener este romance por varios años con Sebastiana, en un acto de suma cobardía y traición, la va a dejar para casarse con otra mujer; y es por este acto que ahora Sebastiana la mujer-objeto-dominado va dejar este lugar y se convertirá en verdugo o sujeto dominante de su victimario, viéndose nuevamente una paradoja en la historia, pero la mujer-objeto, si bien es cierto dejara este lugar ahora la posición que va a tomar es la de mujer-instinto, pues los actos que llevara a cabo están alejados de toda racionalidad.
VII. La Venganza: este segmento nos va mostrar a la mujer-sujeto que perdiendo su racionalidad y va a actuar de modo sagaz pero instintivo ante la perfidia del hombre, que ahora pasa a ocupar el lugar de la victima, pues siendo engañado, le va a suceder lo que el párrafo nos muestra:
“Ésta, a solas con su víctima, le ató fuertemente los brazos y los pies, y esperó a que saliese de su fatal letargo.
La impresión de D. Carlos, al volver en sí, no alcanza a pintarla nuestra pluma. Cedemos aquí la palabra al cronista:
«Sebastiana, después de llenar a D. Carlos de improperios, le dijo se preparase para morir en satisfacción de sus perfidias. Llamó en seguida a su hijo, y colocándolo a la vista de su padre, le dijo: «Te quise cuando tu padre fue mi amante. Él me abandonó, burlando mi inocencia, y es esposo de otra mujer, que por él no ha hecho como yo el sacrificio de su honra. Tan vil proceder es el origen del odio que ahora te tengo, en fuerza del que quiero que mueras a presencia de este infame, de quien rechazo conservar prendas que le pertenezcan». Entonces hirió furiosamente al niño, le cortó la cabeza y la arrojó sobre D. Carlos. En seguida llamó a la hija, y con la misma relación y de igual manera la dio muerte. Luego, prodigándole las más atroces injurias, principió a cortar miembro por miembro del cuerpo de D. Carlos, hasta que le vio expirar. Concluida tan horrible carnicería, enterró por la noche, en unión del calesero, los tres cadáveres, y regresó tranquilamente a Lima.”
Como vemos aquí la mujer ha tomado una posición animalizada, pues al carecer de racionalidad es capaz de cometer tamaños actos, incluso los asesinatos de sus hijos; podemos ver entonces que la vesania era tal que rayaba aún más allá de la anormalidad. Por lo que la mujer-objeto deja su lugar de eterna dominación y pasa a ser el dominante, la cual va a subyugar al hombre infiel e intentar poder recuperar su lugar, pero en su intento lo va hace de forma condenable para la sociedad en la cual esta inmersa, de este modo vemos como el papel del infiel va quedar relegado y santificado con las acciones de venganza de la mujer, la cual va a ser la que finalmente recibirá el castigo.
VIII. El epilogo histórico: para poder dar un sentido histórico y trascendental a la historia, para eternizar y poner como ejemplo para la posteridad la figura de esta mujer-objeto-maldad de esta época de esta historia, el último segmento del texto, nos narra:
“La señora de*** fue la primera mujer ahorcada en la plaza mayor de Lima.”
Si bien es cierto el acto de traición del amor que comete el hombre y que es narrado en la historia queda minimizado después de las acciones que comete la mujer, y son estas acciones de maldad o crueldad la que lleva al narrador a tenerla como motivo de su historia; la forma como se simboliza esta mujer es la que se pone en análisis y discusión.
A modo de epílogo, la tradición Mujer y Tigre, siendo vista dentro de los planos denotativo, connotativo y el del mito; se podría decir respecto al primero, que el lenguaje de la narración es arcaico y a la vez sencillo, esta estructurada en diferentes capítulos delimitados por numeración romana y que el personaje central de la historia es el de Sebastiana; mientras que en el plano connotativo se argumentará que la historia nos muestra la vida de una mujer que al verse traicionada decide tomar la justicia con sus propias manos y asesina a seres de su entorno más cercano (como lo son sus hijos y el padre de los mismos), lo cual va a provocar su posterior ahorcamiento; ahora desde el plano del mito, centrándonos en la mujer (representada en Sebastiana) y yendo hacia el inicio de este trabajo, el cual a tratado sobre este particular, podríamos decir que la concepción del machismo es inherente al relato, como se ha demostrado en cada uno de los segmentos analizados; al respecto sobre este particular podemos leer lo siguiente
El machismo engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de actitudes discriminatorias contra las mujeres y contra hombres cuyo comportamiento no es adecuadamente "masculino" a los ojos de la persona machista.
Tradicionalmente el machismo ha estado asociado a la jerarquización y subordinación de los roles familiares en favor de la mayor comodidad y bienestar de los hombres. En ese sentido, se considera que es machista asignar el trabajo más reconocido o menos fatigoso para los hombres. También es parte del machismo el uso de cualquier tipo de violencia contra las mujeres con el fin de mantener un control emocional o jerárquico sobre ellas. De hecho, el machismo es considerado como una forma de coacción no necesariamente física, sino psicológica, siendo esta forma de expresión protectora una discriminación, ya que se ven subestimadas las capacidades de las mujeres alegando una mayor debilidad.
Además diremos también que esta es el reflejo de la sociedad que nos muestra y de la época en la cual esta ambientada, por lo que finalmente: mujer-maldad-traición-pecado-animalidad, son la representación que se concebía de la misma; pero no radica allí (en lo simbólico) lo interesante de este análisis, sino en el poder saber si es que hasta ahora esto persiste o no en nuestra sociedad; por lo cual este trabajo no se presenta entonces como algo culminado, sino como una posibilidad abierta a futuras replicas y discusiones.